miércoles, 23 de marzo de 2011

Jasón es un héroe mitológico griego. Según las diferentes versiones, su madre fue Alcímede, hija de Fílaco, o bien Polimede, tía de Ulises, aunque también son mencionadas Polimela, Eteoclímene, Polifeme o Teogneta.1 Su padre fue Esón, rey de Yolcos hasta que su propio hermano, Pelias, lo destronó. Según otro relato, Esón confió el reino a su hermano Pelias, hasta que Jasón alcanzase la mayoría de edad. Un día que Pelias, tío pues de Jasón, fue a consultar sobre su futuro, fue advertido por el oráculo de que tuviera cuidado con un hombre calzado con una sola sandalia, porque pondría en peligro su trono.

Jasón fue educado por el centauro Quirón hasta que fue adulto. Cuando cumplió los veinte años, se dirigió a Yolco dispuesto a recuperar el trono que por herencia le pertenecía. Vestía de manera extraña, cubierto con una piel de pantera, con una lanza en cada mano y con el pie izquierdo descalzo, según algunos porque había perdido una sandalia cruzando un río. Con esta indumentaria se presentó en la plaza pública de Yolco en el momento en que su tío Pelias se disponía a celebrar un sacrificio. Pelias no lo reconoció, pero sintió miedo por el extranjero descalzo. Jasón permaneció con su padre Esón cinco días y al sexto se presentó a Pelias y le reclamó el trono que legítimamente le pertenecía. Pelias decidió alejarlo de su tierra enviándolo a una difícil misión: viajar hasta la Cólquida (al pie del Cáucaso), y traer de allí el vellocino de oro, la piel de un carnero fabuloso que había salvado la vida a Frixo, antepasado de Pelias, y lo había trasladado a la Cólquida. Allí Frixo ofreció en sacrificio a Zeus este carnero y luego regaló la piel del animal, que era de oro, al rey Eetes. Éste lo consagró a Ares y lo depositó en un árbol custodiado por dos toros que arrojaban fuego por la boca y una serpiente que nunca dormía. Según otra versión, el propio Jasón, inspirado por Hera, se habría impuesto la realización de la prueba. Y es que, al presentarse ante Pelias, éste advirtió su pie descalzo y, comprendiendo el peligro que le anunciaba el oráculo, le preguntó qué castigo impondría a un individuo que conspirase contra su rey. Jasón contestó que lo enviaría a conquistar el vellocino de oro, respuesta que se volvió contra él.

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